Se nos debió quedar cara de atontados tanto a Keihyak como a mi porque Isikara y Akia nos miraban con cara un poco rara. Yo seguía procesando, te secuestran, te llevan a un sitio rarísimo y te dicen que vas a salvar el mundo. No gracias, pero no. He visto demasiadas películas y he leído bastantes libros para saber como acaba esto. Y como Keihyak seguía procesando fui yo la que primero reaccioné: - Perdona, que vamos a hacer ¿qué? – repliqué. - Nada de eso. Keihyak y yo nos volvemos a casa ahora mismo. Como Keihyak seguía en modo planta sin inmutarse y yo acababa de negarme fue Akia la que habló, situándose detrás de Isikara: - Pero no podéis iros – casi suplicó la chica. - Además, no sabéis como volver a casa - Ni podéis – añadió con una media sonrisa Isikara. - ¿Cómo que no podemos cómo volver a casa? – me fui levantando del asiento. - No tenéis capacidad suficiente para conseguir iros – me respondió muuuy lentamente. Pero que se creía esa chica, nos acababa de llamar idiotas por toda la cara, y ella ahí, tan tranquila. - No. – sentencié. – Nos vamos. Ahora. Keihyak. El oír su nombre pareció despertarle de su estado de estupidez. Me levanté y agarré a Keihyak por el hombro de su camisa, por lo que se levantó a trompicones. - Déjanos ir – le ordené, mas que pedí. Isikara levantó su ceja izquierda y nos observó, como reconsiderando la propuesta, y tenía esa mirada como si lo tuviera calculado todo al segundo. Mientras tanto Akia se removía inquieta detrás suyo alternando su mirada entre nosotros y la chica calculadora. - Está bien – contestó al fin – podéis iros – y dicho esto se levantó y abrió el portón el cual había entrado, y extendió la mano como dándonos la libertad. Solté una especie de gruñido que sonó como “grnfft”, y arrastré a Keihyak cogiéndolo todavía de su camiseta hacia la salida. Empujé a mi amigo afuera, miré fijamente a los ojos de Isikara, dándome cuenta que eran bastante bonitos (una mezcla entre marrón, amarillo y verde), y me abalancé hacia el exterior. La sensación que tuve en ese momento no la puedo explicar con palabras pero era más o menos como si estuvieras encerrado en un lugar pequeño y oscuro y de repente salieras a una explanada verde y todo muy bonito y eso. Lo primero que me di cuenta es que ese sitio tenía un montón de colores, mirases por donde mirases veías algo original y colorido. Y he de admitir que era todo muy bonito, aunque no me hiciera nada de gracia estar ahí. Le agarré a Keihyak de la camisa (otra vez) y eché a andar, no tenía ni idea de hacia donde ir así que decidí ir recto. Otra cosa que me di cuenta es que la gente llevaba túnicas, capas y ropas de ese estilo que parecen de sacadas de algún libro de fantasía. Mientras caminábamos (o mas bien corríamos) la gente se paraba y se nos quedaba mirando murmurando y cuchicheando cosas. Vale, ya sé que no pintábamos nada ahí, pero bueno, al menos podían hacerlo con un poco de disimulo, ¿no? La tercera cosa que me percaté es que el edificio del que habíamos salido debía de estar en pleno centro, porque andábamos y andábamos y no salíamos a ningún sitio. - Tu sigue andando – le decía a Keihyak. – No les mires… No me respondía así que no le debió poner ningún reparo. Y al fin, después de estar andando (o dando vueltas) como media hora llegamos hacia las afueras de la… ¿ciudad? Si a eso se le podía llamar ciudad, o ciudadela, o yo que sé. (tengo hasta ahí)
ASDFGHJKL Vaaaaaale... Tenqo que entregar un trabajo pero que le den, tengo toda la noche, voy a escribir un poco (la verdad es que yo también me he quedado con la intriga)
Comments
10 Jan, 2014, 4:27 pm
Muy buen dibujo Whow, las personas.t salen ya geniaaal:D
11 Jan, 2014, 10:33 am
Jaja! En serio? Pues gracias! ;D
16 Jan, 2014, 6:07 pm
VISITA GUÍADA HACIA EL PSIQUIATRA
Se nos debió quedar cara de atontados tanto a Keihyak como a mi porque Isikara y Akia nos miraban con cara un poco rara. Yo seguía procesando, te secuestran, te llevan a un sitio rarísimo y te dicen que vas a salvar el mundo. No gracias, pero no. He visto demasiadas películas y he leído bastantes libros para saber como acaba esto. Y como Keihyak seguía procesando fui yo la que primero reaccioné:
- Perdona, que vamos a hacer ¿qué? – repliqué. - Nada de eso. Keihyak y yo nos volvemos a casa ahora mismo.
Como Keihyak seguía en modo planta sin inmutarse y yo acababa de negarme fue Akia la que habló, situándose detrás de Isikara:
- Pero no podéis iros – casi suplicó la chica. - Además, no sabéis como volver a casa
- Ni podéis – añadió con una media sonrisa Isikara.
- ¿Cómo que no podemos cómo volver a casa? – me fui levantando del asiento.
- No tenéis capacidad suficiente para conseguir iros – me respondió muuuy lentamente.
Pero que se creía esa chica, nos acababa de llamar idiotas por toda la cara, y ella ahí, tan tranquila.
- No. – sentencié. – Nos vamos. Ahora. Keihyak.
El oír su nombre pareció despertarle de su estado de estupidez. Me levanté y agarré a Keihyak por el hombro de su camisa, por lo que se levantó a trompicones.
- Déjanos ir – le ordené, mas que pedí. Isikara levantó su ceja izquierda y nos observó, como reconsiderando la propuesta, y tenía esa mirada como si lo tuviera calculado todo al segundo. Mientras tanto Akia se removía inquieta detrás suyo alternando su mirada entre nosotros y la chica calculadora.
- Está bien – contestó al fin – podéis iros – y dicho esto se levantó y abrió el portón el cual había entrado, y extendió la mano como dándonos la libertad.
Solté una especie de gruñido que sonó como “grnfft”, y arrastré a Keihyak cogiéndolo todavía de su camiseta hacia la salida. Empujé a mi amigo afuera, miré fijamente a los ojos de Isikara, dándome cuenta que eran bastante bonitos (una mezcla entre marrón, amarillo y verde), y me abalancé hacia el exterior. La sensación que tuve en ese momento no la puedo explicar con palabras pero era más o menos como si estuvieras encerrado en un lugar pequeño y oscuro y de repente salieras a una explanada verde y todo muy bonito y eso. Lo primero que me di cuenta es que ese sitio tenía un montón de colores, mirases por donde mirases veías algo original y colorido. Y he de admitir que era todo muy bonito, aunque no me hiciera nada de gracia estar ahí. Le agarré a Keihyak de la camisa (otra vez) y eché a andar, no tenía ni idea de hacia donde ir así que decidí ir recto. Otra cosa que me di cuenta es que la gente llevaba túnicas, capas y ropas de ese estilo que parecen de sacadas de algún libro de fantasía. Mientras caminábamos (o mas bien corríamos) la gente se paraba y se nos quedaba mirando murmurando y cuchicheando cosas. Vale, ya sé que no pintábamos nada ahí, pero bueno, al menos podían hacerlo con un poco de disimulo, ¿no? La tercera cosa que me percaté es que el edificio del que habíamos salido debía de estar en pleno centro, porque andábamos y andábamos y no salíamos a ningún sitio.
- Tu sigue andando – le decía a Keihyak. – No les mires…
No me respondía así que no le debió poner ningún reparo. Y al fin, después de estar andando (o dando vueltas) como media hora llegamos hacia las afueras de la… ¿ciudad? Si a eso se le podía llamar ciudad, o ciudadela, o yo que sé.
(tengo hasta ahí)
16 Jan, 2014, 6:19 pm
:D va va un poco maas ahora m he kedao cn más intrigaaa
16 Jan, 2014, 6:23 pm
ASDFGHJKL Vaaaaaale... Tenqo que entregar un trabajo pero que le den, tengo toda la noche, voy a escribir un poco (la verdad es que yo también me he quedado con la intriga)